El Manifiesto Bachcovsky

martes, octubre 24, 2006

It's in the way you hurt me...

La ventaja de haber estado vivo durante cuatro décadas y ni siquiera haber llegado a los temidos treinta, es que si te apasiona la música como a muchos de nosotros, seguramente debes recordar con nostalgia a unas cuantas bandas que pensamos que se encuentran olvidadas en el baúl de los viniles a la espera de volver triunfantes a los oídos del planeta entero. La nostalgia nos acelera el corazón cuando en el reproductor de cds o en la radio le damos otra oportunidad a la inolvidable “Big in Japan” de los germanos Alphaville , o tal vez a "Lesson in love" de Level 42, ó “Close to me” de los británicos The Cure. Grandes bandas responsables de grandiosas canciones. Ya muy pocos apuestan a la inmortalidad, es más tentadora la flama efímera de una multimillonaria canción dirigida a las masas olvidadizas de este milenio.
En años recientes, algunas viejas bandas nos han vuelto a deleitar con grandiosas canciones recién salidas de los estudios de grabación; canciones nuevas cargadas de la sostificación que ofrecen los años de experiencia. Un magnífico ejemplo de ello es la agrupación noruega A-ha, que el 4 de noviembre del 2005 lanzó su octavo álbum llamado Analogue, del cual se destaca la simplicidad de “Celice”, una brillante pieza sobria y melancólica, que aunque pasa perfectamente por una composición actual no se aleja del característico estilo de la banda. Desde la primera vez que escuché "Celice" se ha convertido en una de mis favoritas, una canción imprescindible en toda colección de discos que se respete.
Celice
Celice it's in the way you hurt me
Celice I know that I'm alive
open up inside
make me want you
make me want to wrap yourself around me
hold me tighter
hold me tight as you can
Celice it's in the way you hurt me
Celice you sharpened all my senses
I know you're on my side
Celice it's in the way you teach me
Celice to chase the thoughts away
you opened up my eyes
made me want you
made me want to
you know it feels so nice
hold me tight now
hold me tight as can be
Celice it's in the way you hurt me
Celice I know that I'm alive
Celice you sharpen all my senses
I know you're on my side
Words by Magne Furuholmen
Music by Magne Furuholmen and Martin Terefe

He estado pensando

Pensé que aquella noche no llovería, sin embargo, qué equivocado estaba.
Apenas crucé el umbral de mi cárcel de 45 horas.
La lluvia, fría e impávida embistió mi humanidad, que cansada clamaba por la eternidad.
Las calles se alargaban alejándome del hogar.
Las horas retrasaban aquella mirada que mi mente tanto ha de extrañar.
Siento que he esperado este momento desde el mismo día que nací.
Estoy solo y nadie va a detenerme, porque nadie conoce mis intenciones aquí.
Nadie, ni siquiera Dios sabe lo que pienso en este momento.
Una decisión.
Una intención.
Un sol.
A mis padres dejaré los recuerdos de mi inocencia infantil.
A mis amigos las sonrisas, las discusiones, todo aquello que les recuerde a mí.
A ella, a ella le dejaré lo que ella quiera tomar, porque ya nada será para mí
Las luces acercándose desde el horizonte me advierten que debo partir.
Adiós a todos.
Quisiera estar en casa.
Pero no hay nadie allí.

lunes, octubre 23, 2006

Un sacamuelas para adultos

Un jueves por la noche en que recorría los pasillos de Blockbuster algo llamó mi atención; justo a mi derecha, la estampa de una niña que a cualquiera le recordaría a "Le Petit Chaperon Rouge" (La caperucita Roja) del parisíno Charles Perrault, se posaba confiada sobre una trampa abierta para osos, dando la impresión de que el peso de su inocencia no sería suficiente para activarla.
Intrigado, tomé la película y comencé a estudiarla sin saber qué demonios tenía en mi mano. Hard Candy es un film de David Slade, el cual es brillantemente protagonizado por Ellen Page (X-Men The Last Stand) y Patrick Wilson (The Phantom of the Opera). Hayley Stark (Page) es una niña de 14 años que conoce al fotógrafo de 32 años Jeff Kohlver (Wilson) en un chat por Internet y todo va bien, hasta que deciden conocerse...
Eso es todo lo que diré acerca de Hard Candy con respecto a su trama, contar más sería arruinar 103 minutos de verdadero buen cine. Como cinéfilo, nunca me había sentido tan incómodo al ver una película, recuerdo que The Passion of the Christ me hizo desear haber cerrado los ojos un par de veces, al igual que Irreversible, específicamente en la escena con el extintor. Pero en el caso de Hard Candy, mi reacción instintiva fue querer detener la película